miércoles, abril 11, 2007

Tres Poemas en Prosa de María Gallardo

Y fue...

Calladamente, sin sentir casi su paso, con una simple pregunta...me quitó el aliento, inundó de pasión mis ojos, de emociones mis sentidos, de ilusión mi vida, de amor mi boca.

Cadenciosamente, sin mover casi su cuerpo, abarco mis formas, las lleno de estrellas… las cubrió de alfas… las tradujo a omegas.
Dulcemente, sin imposición ni esfuerzo, me hizo parte de su masa, su peso, su volumen...su voz se fundió en mis murmullos, su respiración abrió espacios en mi estomago, la sospecha de su aroma vino hasta mi, dejando tras de si, misterio y deseo.
Sus ojos oscuros, cuajados de ansias, abiertos solo a mi intensa apariencia... conjugaron en un solo instante... la razón de ser de mi existencia.


Otro mundo?

Deslizo mi huella y las rutas que persigo en el firmamento se desdibujan bajo cristales rotos de un infinito negro... Abro más mis ojos y me sumerjo en esa ineludible inconsistencia cósmica.
Trato de alcanzar un universo inexistente, muevo mis párpados, apaciblemente; en un intento vano por definir un concepto, pero la imagen que se forma no tiene sombras.
Persisto en mi intención pero la tenebrosa vaguedad me impide aceptar una realidad amorfa y sólo quiero extender mi tacto hasta donde encuentro el sentido de mi carne trémula.
Los cinco sentidos asfixian la posibilidad y el sexo está ausente de esa interiorización prematura de un yo, totalmente incongruente con una miseria humana irreversible... Inevitable.
Cada una de las figuras que se ciernen sobre mi inmensidad son sólo ligeros rasgos de un mundo extremo que no logro entender, mi conciencia cuelga con desparpajo y se resiste a sufrir los embates de la constancia de un viaje sin retorno.
Temor callado de un ente enfermo... Ilusión maltrecha, en la que otro mundo es la esperanza insensata y ajena a una mortal esencia.



Vaguedad

Siento mis extremidades hundidas en un pantano, una urgencia de realización me abate y no se cómo levantarme y continuar; los distintos espacios de mi vida sólo han hecho heridas que aún buscan sanar.
Un egoísta sentido justifica el deseo de avanzar en mi individualidad, la solidaridad presiona mi conciencia para buscar humanidades a las que pueda ayudar.
La palabra me puede enredar y convertir este monólogo interior en la expresión divina de una ilusa retórica, sin actos que puedan ocultar las mezquindades propias de mi destino como ser humano.
Es fácil perderse en los derroteros de sumisión y los actos acalorados que deseamos propagar como hacedores de historia y creadores de grandes revoluciones se ven acallados, sometidos al artilugio de una seductora vida cómoda en la que no cuestiono nada.
Quiero vivir intensamente, pero los pasos que debo seguir son muchas veces, laberínticos y en esencia soy tan cobarde como el más sencillo.
Creo que no debo sucumbir al paso del tiempo, que inexorable me aleja de mis imaginarios actos reivindicativos; pero cuando más cerca me siento de mi objetivo, una oleada de brisa marina me recuerda la dulce lacitud que se siente vagar los sentidos en la inmensidad de una hamaca.



María Gallardo nació y vive en Costa Rica. Creció en medio de un ambiente artístico – su padre fue un importante pintor de Europa. En los noventa se casó y tuvo tres hijos. Poco después de divorciarse a la edad de veinte años, empezó a trabajar empíricamente y publicar en la red de forma anónima. Actualmente realiza algunas ediciones y cursos de la lengua española y estudia comercio internacional. Ha estado conenctada con arte y literatura y ha hecho viajes a otros países, en una permanente confirmación de su viaje y búsqueda personal. Madre y esposa, está lista para publicar su primera colección de poemas y prosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estos `poemas son muy bonitos