sábado, diciembre 16, 2006

Tres Poemas de Viktor Ivaniv

La Guardia de los Hermanos

Él caminó, una llama delante de él,
Pareció haberse aparecido detrás de un hombro, despues del otro
No había mucha gente, no había sol, antes de la demolición
De la casa, ellos se quedaron todo el día delante de Pokrov
Enviaron círculos
Y salieron de la tierra
Frente a los que se quedaban ni un techo

La última vez que ellos cruzaban por senderos hechos de humo
De casa en casa para sentarse en las ventanas de los altillos
Hasta la rodilla en mierda, alrededor de las esquinas inaccesible de tierra,
Sentir con el propio culo el enfriamiento de los techos
Y ver las lámparas incandescentes en los cuartos pálidos
Escupiendo desde arriba en sus propios vecinos.

La última vez estirándose metódicamente enfrente de la ventana
Mirando el desfile abajo—mirando el patio, la flota—
Quizás alguien este mordiendo, embestiendo a la cutícula rota la campana
Donde como un espantapájaros el barco fue atrapado
Contando--Cuántos pasos, Contando las medidas con su cabeza
Mientras que el cambio fluye de la bolsa, cae

Lápiz de labio, espejo, gomita, forrós, medalla
Y todo meticulosamente catalogado; cuando el inodoro sea abierto,
Soltando el grito distante del tranvía
De repente el efecto de algún moho mortífero
Y un hombre atónito yace en su cama
Cuando el reloj es cambiado a la hora de Moscú—
Parecen como unos pescados secos—
Él querría partir a la vida de ultratumba.

Tu amigo se sienta sobre un montón de cosas
Como si una estrella amarilla fuera cosida a su pecho
¿Ha llegado alguien? O algúna noticia
Como si esperara la orden: ¡dispérsense!
Como zapatos en pies distintos entre
La plaza desierta, la luces encendidas
Sobre sus cabezas y ahora entendemos todo lenguaje
Sea tan amable de encender un fósforo, dénos alguna luz
Primero "huellas," "una mancha no lavada," "tu empleo?"—
Pero en la casa una brisa empieza,
Los relojes miran, sus gargueros no se pueden ver
Un par de idiotas con caras redondas

De abajo del vidrio la fatiga crece
Estando de pie sobre el estomago
Hay dos preocupaciones: se necesita un jabot, el corte no pega
Y el techo podría caer como una ola;
Ellos miran…

Pronto envejeceremos, y caminamos sin nuestras cosas
¿Cómo dividir la herencia entre los gemelos?
¿Dónde busca la gente con tiroides enfermas?
¿Dónde deben poner su mirada?
Arriba de las barreras y los escudos enchapados
A lo largo de las calles empapeladas y las fronteras de la vereda
Es imposible de no estar pasmada la última vez—
Debajo de la mirada constante, como un crucifijo alrededor del cuello
En público, o en nuestros cuartos privados
Un asesinato, cometido en el Último Día

Traducido por Andrew Haley


Quimera

El canto dulce puede oirse en el bosque iluminado
La voz de Lemeshev rodó desde algún lugar lejano
Una ráfaga de viento llevó y transformó las palabras, el canario
se hizó eco de sí mismo, como si fuera de abajo de una tumba
El repiqueteo rítmico de una bola rebotando
Mezclada con un canto como si…
Como si fuera de una garganta singular
Estos fueron los hijos de las aves corriendo hacia adelante sin mirar
Regresando al posted, retirando sus regimientos
Cada uno de ellos, no solamente Volodya Pinigin
Desconociendo que él estaba puesto encima del terreno uliginoso
Una serpiente de repente se deslizó a travez de la tropa de niños abatidos
Podría haber aparecido como esto
Si alguien los hubiera mirado por el ojo de una cerradura
El repiqueteo de la bola hubiese parado inmediatamente, un cuco
La llamada durante los días de cuentos fatigosos
Aquellos sólo van a entenderme, cuando hayan
Visto y escuchado el llanto del canario ansioso en fuga
Con ojos desviados hacia el suelo los hijos agrupados apretadamente
Abajo, aflijido por horribles hipos Volodya
Anduvo gateando de la tierra
La mañana siguiente yo me atreví a la colección de miradas crudas
Cuando Volodya y Vladyka1, los dos nombres que se me ocurrió
Yo participaba en el desfile y miraba a los pioneros
Mientras ellos llevaban narcisos para su líder en un cuadro funeral

Traducido por Meghan Bolden


Casa. Desde Debajo de la Mesa.

Como un arbol dulce
Pasando sobre un trineo
Todo parece estar en puntillas
Y viandas para cerditos
O huele a alcanfor
O rasgan las almohadas abiertas
Las ventanas al reves
Sol cayendo en estomago

Me siento mal abrieron el vinagre
Las voces mudas en el ruido
Que es mas embarazoso que una picadura
Donde salta la pulga una puntada se muda
Estan jalando
Este trineo y pinta algo
Que Dios bendiga el sueño mientras pela la piel
Una balena por un tabernáculo de mierda

El cura gordo está en su kiosko
Huele a miel pescado cera
Y la nariz de botón de la chica gira
Gira en su cara pecosa
Hay una pipa inglesa abajo de la mesa
Y los angeles vaguean por los cielos
Charlando, pero no son maleducados
Esperando la muerte obedientamente

Papa y yo nos levantamos nuestras cabezas
Esta es nuestra escuela
Corremos a casa bajando la escalera...
Y de la sangre
Nuestros ojos grandes abiertos, soy grande
Pero somos tímidos
Despues de que toda nuestra sangre gotea sobre las tablas
Acá estamos con un labio roto
Sacar un cigarillo
Aun podemos sonreir
Ojos bien cerrados como el oro

Traducido por Andrew Haley y Mariana Calandra


Viktor Ivaniv (b. 1977) is a poet, essayist, and prose writer. He received his Candidate of Science degree in Humanities from Novosibirsk State University. He is the author of Gorod Vinograd (ARGO-RISK: Tver, 2003). His work has been included in: Nine Measurements (Moscow: Novoe Literaturnoe Obozrenie, 2004) and Brother's Cradle (Moscow: Mezhdunarony Fond "Pokolenie", 2004). His short fiction was nominated for the Debut Prize in 2002. He now lives in Novosibirsk where he helps edit the online journal Dragoman Petrov .

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